Hay un cielo con un amor incluso en la cuna, decían. Ciertamente no tuvieron en cuenta el hecho de que ronca como una lancha a motor. Y que es un imbécil. Bueno, puede que haya el cielo en una cuna, pero no con un amor, ese es el problema. Esta chica sólo quería pasar una noche memorable. Tiendas de campaña, fogatas, malvaviscos en un palo y, por supuesto, sexo salvaje y desenfrenado con el hombre que ama. En resumen, lo consiguió todo cuando dejó de fluir y cambió a su novio por su papá. Resultó aún mejor así...